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  • Foto del escritorJosé Manuel Lopez Mohiño

PASTORA Y SU ÉPOCA COINCIDENCIAS HISTÓRICAS

El 24 de Febrero del año 2011 fui invitado por el Ayuntamiento de El Arahal a que diera una conferencia en el "Auditorio de Aire" donde se ubica el Museo de la Mujer en el Flamenco existente en dicha localidad, y participando en la XVII Edición Cultural al Pastora Pavón "Niña de Los Peines". Esta fue la conferencia:




Péinate tú con mis peines, que mis peines son de azúcar; quien con mis peines se peina, hasta los dedos se chupa.


Péinate tú con mis peines, que mis peines son de canela,

quien con mis peines se peina, canela fina se lleva


Péinate tú con mis peines;

Que mis peines son de canela; Quien se peina con mis peines

salero lleva de veras.

¿Cuantos acontecimientos históricos acontecidos en Sevilla, su tierra natal, podríamos relatar en la época comprendida desde la fecha de su nacimiento un 10 de Febrero de 1890 hasta le fecha de su fallecimiento el 26 de Noviembre de 1969?. Serian multitud de ellos que tal vez nos podrían desvelar el porqué el gran reconocimiento público acerca de su persona,

¿Que justificaciones podríamos tener para que esto haya ocurrido, para que Pastora Pavón Cruz “La Niña de los Peines” haya sido el genio que fue.


Trataremos en analizar todas estas circunstancias para poder encontrar una lógica que nos pueda dar la respuesta.

Es indudable que la situación geográfica y el clima son dos elementos de gran importancia que influyen de una forma determinante a la hora de forjar un carácter y si a estos elementos les unimos las situaciones aportadas por el normal comportamiento socio-económico y político dados por la natural Inter-relación entre los individuos nos da como resultado una serie de actuaciones muy concretas en un determinado lugar, en este caso, el lugar que nos ocupa no es otro que la Sevilla de su época.


El comportamiento de su persona, de su carácter, viene determinado por las circunstancias acontecidas en su entorno que definieron su personalidad.

La eclosión cultural dada en estos años coincide de pleno con la gran relevancia que alcanzo Pastora, al ser sin lugar a dudas una adelantada de su época, debido a su talento portentoso.


Sevilla se encontraba inmersa en una reivindicación constante de la personalidad del sentimiento de ser andaluz, donde el Flamenco iba a jugar un papel de importancia en nuestra Cultura Musical.

Es indudable que analizar toda la situación que originó un nuevo pensamiento, nos traería el escri­bir extensamente acerca de nuestra reciente historia que no es el cometido esencial de este trabajo, pero si al menos dar unas reseñas puntuales con el fin de poder demostrar que todos aquellos sucesos que acontecieron, estuvieron influidos por esta corriente intelectual que originó unas nuevas formas de comportamientos, dando como resultado que las artes afloraran de un modo muy singular y en las cuales se encontró envuelta La Niña de los Peines, siendo una de sus protagonistas.


Sevilla a principios des S.XX la pobreza era el estrato social mayoritario, hambre, paro, analfabetismo, marginación era la constante de una ciudad que quería despegar de la miseria galopan­te en que se encontraba y en donde los inmigrantes lle­gados del medio rural buscando el amparo de la urbe con el fin de dejar de pasar calamidades, acrecentaba la inestabilidad social. Su madre “Pastora la de Calilo” era natural del Arahal. Y su padre Francisco Pavón, “el Paiti”, natural del Viso del Alcor,


La Exposición Universal del año 29 en la cual se habían puesto nuevas esperanzas para un despegue económico, llegó a ser una más de las tantas expectativas frustradas al encontrarse inmersa de golpe en la crisis mundial del mismo año. Todas estas series de circunstancias fueron la que impulsaron a Pastora desde muy niña a su desarrollo artístico, la necesidad imperante de ayudar a su familia.


Ante todo este cúmulo de circunstancias, en el pensamiento intelectual de la época afloró una clara conciencia de reivindicación demótica a través de la revista Bética, nacida en un movimiento cultural donde el Ateneo fundado en 1887, tres años antes del nacimiento de Pastora, por Sales y Ferré, fue el aglutinado de cualquier actividad creadora, siendo José María Izquierdo Martínez, fundador de la Cabalgata de Reyes que salió por primera vez el 5 de enero de 1918, el precursor del regeneracionismo, bus­cando una Sevilla más verdadera y auténtica alejándo­se del pintoresquismo, del autorretrato en el que estaba encasillado el pueblo andaluz, tratando de despertar la conciencia colectiva del pueblo y fuera éste el protago­nista en buscar su verdadera personalidad con el fin de salir del ostracismo y el letargo al que estaba sometido. Al morir joven José María Izquierdo, sólo con treinta y cinco años, se perdió uno de los valores más significati­vos de esta reivindicación ilustrada, no obstante ya Alejandro Guichot y Sierra en la misma revista Bética, publicó un ideario en los que los elementos más princi­pales eran los sentimientos en las costumbres: fiestas, cantos y las manifestaciones artísticas, anunciando la necesidad de una nueva orientación que debería de darse en asambleas y este resultado se llevase a las ocho provincias.


El pensamiento básico e ideológico establecido por José María Izquierdo y Alejandro Guichot no tar­daron en aparecer en el Ideario Andaluz libro publica­do por Blas Infante en 1915, recogiendo este incipiente ideario el aceptar Andalucía como una parte indivisible del territorio en donde estaba enclavada, estableciendo como alternativa un cambio de las estructuras vigentes dominada por la clase opulenta y donde las clases popu­lares no tenían acceso alguno a las parcelas de poder establecidas; Por tanto era necesario educar al pueblo con el objeto de conseguir el fin propuesto. Este inci­piente movimiento de pensamiento no se llegó a esta­blecer ni calar en las clases populares.


José Manuel López Mohiño en la Sala de Pastora en el Museo

He comentado que este pensamiento no logró incrustarse en el estrato social bajo, que era la mayor parte de los habitantes de la ciudad en contraposición a él si encontró eco en la población otro movimiento de pensamiento más pragmático, estando este en una línea más acorde y realista al tener un contacto directo con las clases populares, nacido de su misma conciencia y no del pensamiento filosófico de los intelectuales, respuesta que encuentran las asociaciones obreras que captan, ante la necesidad y la carencia, los mayores sectores de la población, naciendo en consecuencia un proletariado activo y combativo que se oponía con radicalidad a las viejas estructuras existentes. Este movimiento alejado del pensamiento regeneracionista de los intelectuales de la época, no debemos de olvidar y hacer la observancia que el analfabetismo era un mal imperante en la mayoría de las clases populares, - Pastora era analfabeta, apenas sabia escribir, pues hasta su madurez artística no aprendió a plasmar su firma, siendo un muro insalvable, ya que mientras este incluía en su ideario la preparación formativa del pueblo, la clase trabajadora ya estaba organizada creando Casas del Pueblo, donde se acogía a la militancia y era adoctrinada para la consecución de los objetivos a través de la reivindicación social.

No obstante, aunque el movimiento regeneracionista no fue mayoritario, sólo incipiente, sirvió para que las clases ilustradas tomaran conciencia de la realidad en la que se encontraba la ciudad, contribuyendo que las artes en sus más variados aspectos florecieran durante las décadas de los años diez, veinte y treinta hasta ­la llegada de la guerra civil. Este razonamiento da una explicación al triunfo y la fama que obtuvo Pastora al poseer unas cualidades artísticas fuera de lo común.


El advenimiento de la Republica, Pastora llegó a grabar cantes republicanos, “Que bonita está Triana, cuando le ponen al Puente, Banderitas Republicanas” se dio más por los errores de la dirigente clase monárquica, que no supo ver ni entender la necesidad de adecuar una sociedad a los momentos que atravesaba el mundo occidental y muy en particular a los aires innovadores que se imponía en Europa, que por las reivindicaciones socia­les constantes del ideario republicano. Las viejas estructuras de poder se resistían, no viendo la realidad, oponiéndose a cualquier cambio social y reprimiendo con dureza cualquier movimiento.

Ésta fue la época que le tocó vivir a La Niña de los Peines, una sociedad convulsa desde su nacimiento en 1890, finales de siglo XIX, hasta a su fallecimiento en 1969 en una sociedad carente de libertades.


PASTORA Y TRIANA


La larga estancia infantil en Triana de Pastora, en casa de su Tía Maria Jesús “La Gitana” hermana de su padre, se suele decir que en la Cava de Gitanos, fue en la Calle Castilla, debió influir de una forma considerable en el aprendizaje del Cante, no debemos olvidar que estamos a principios de siglo, siendo Triana el punto de referencia de lo que más tarde conoceremos por Flamenco.

Pastora niña su ambiente era la calle, como todos los niños del lugar, pienso que la estancia de Pastora en Triana fue el principio de su aprendizaje.

Se ha dicho que Pastora siempre tuvo a Triana en sus cantes, en especial los Tangos, cierto ya que los cantes por fiestas de Triana no son las Bulerias, son los Tangos. Pienso que esto es cierto, pero Triana pudo ser para Pastora el embrión la base sustentadora para la creación de su obra con su genial creatividad.


Comentarios Periodísticos de la época:

Carmen de Burgos una de las primeras mujeres periodistas que tuvo éste país, que firmaba sus articulos con el seudónimo de “Colombine” y que ha tenido el honor de ser la primera mujer periodista especializada en el arte flamenco en un reportaje sobre Pastora en el año 1932 dice de ella:


“Así como a la belleza japonesa, le basta con su venus de ojos oblicuos, chata y de pómulos salientes, hay otra belleza frente a la belleza evidente. ‘La Niña delos Peines’ es muy morena, chata, de boca grande y de ojos rasgados. Es de una juventud desgarradora, profunda, por lo avatares de su canto. Le dan una gran seriedad esas cejas suyas, reflexivas sobre sus cuatro ideas de pasión. En el tablado, sentada en su silla como una reina dominadora dejando que la guitarra se entone para entrar a cantar. “La niña de los Peines” se eleva sobre sí misma; los golpecitos del pie con que acompaña a la guitarra son elocuentes e imperiosos, "tín­-tipitín--tipitín".

Mira hondamente a la sala, mira como se mira al vacío cuando se está loco de pena o de amor, cuando se piensa en otra cosa o en algo gravísimo que turba el corazón. Son largos los solos de esa guitarra que la acompaña. Ella, llena de importancia, se deja esperar mucho, mucho, y al fin dice la primera queja de su cantar. Es un alarido, primero desgarrado, muy desgarrado, casi ritmo, pero al que salva una cadencia profunda con que ella lo ordena y lo armoniza de un modo inevitable. Así se ve que el grito salvaje, desacertado y sincero, era necesario a la belleza del cantar para darle unas entrañas vivas y conmovedoras.

Esto es lo maravilloso, de este flamenco que canta ‘La Niña de los Peines’, del verdadero flamenco que es la prosa, el grito desesperado, bronco, cortado, espontáneo, de una altura inaudita, la salida brusca, la ocurrencia estupenda, convertida en un canto de clavijas apretadas, de medida precisa, de admirable enlace con la música.

Nada más serio que este flamenco de “La Niña de los Peines” y a la vez nada más gracioso cuando ella lo acaba, lo salpica con esos triquitraques de palabras, con esos estribillos arbitrarios y cortados en que se olvida y se burla de su dolor haciéndolo más agudo, en que juega y jinetea con su pena, con el malabarismo admirable de su voz, siempre llena de una sensibilidad sangrienta.

Me será inolvidable cómo he visto a ‘La Níña de los Peines” de litúrgica, de erguida, pestañeando mucho sus ojos como esas estrellas que titilan nerviosas algunas noches, su boca abierta negramente abierta y torcida, para dar toda su voz, respirando ávidamente el mucho aire que necesita su cantar. “La Niña de los Peines” es, frente al cante académico, el canto libre, que sorprende con matices desconocidos de la voz en honduras desconocidas del alma, ecos misteriosos y combinaciones extrañas de una cadencia áspera a la par que dulce.

Movida por la curiosidad de ver de cerca a esta mujer tan genuina representante del alma andaluza, de ese alma elegíaca, apasionada, consumida en su propia pasión, he ido a ver de cerca a “La Niña de los Peines” para oírla hablar como la he oído cantar, como si deseara se completase en mí su figura”.


Su obra discografica es impresionante, ningun cantaor y cantaora de su época llegó a grabar lo que grabó Pastora, toda su creación artistica ha quedado reflejada en una obra de gran valor editada por la Consejeria de Cultura de la Junta de Andalucia con 13 Cd.


TOCAORES


Quiero hacer una observación en cuanto a los tocaores que acompañaron en el cante a Pastora, estos fueron Ramón Montoya, Luis Molina, Currito de la Jeroma, Niño Ricardo, Manolo de Badajoz, Antonio Moreno y Melchor de Marchena. De principio a fin toda una época del origen de la Guitarra. Pastora con su cante, sin lugar a dudas contribuyó a la evolución toque.

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CRUZANDO EL PUENTE

JOSÉ MANUEL LÓPEZ MOHIÑO nace en Sevilla en el número 15 de la Calle Ruiseñor y bautizado en la Pila de los Gitanos de Santa Ana. A los pocos días lo trasladan a la Cava de los Civiles, donde transcurre su infancia y juventud. Aprende sus primeras letras en el Colegio de Cristo Rey y tras un breve paso por los Salesianos de Triana, ingresa en la Escuela Francesa, donde cursa el Bachillerato. 

Ha dado conferencias en el Excmo. Ateneo de Sevilla, en el Aula de Grados de la Cátedra de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, como así participa en los Cursos de Verano que organiza la Universidad Pablo de Olavide a través de su Círculo Cultural y en todo el ámbito de las Peñas Flamencas y Asociaciones Culturales.

Ha realizado la exaltación poética en la presentación de la Giraldilla Flamenca de Lebrija en el año 2011 dedicada a Carmen Linares, como así al Tocaor Quique Paredes en la Semana Cultural de la Peña Flamenca Juan Talega de Dos Hermanas.

Ha dado el Pregón Flamenco de Triana en el Círculo Cultural Don Cecilio, así como el Pregón Rociero de la Hermandad del Rocío de Aználcazar y el Pregón de Semana Santa de la localidad de Pilas. 

Tiene publicados cientos de artículos en revistas especializadas y prensa destacando los referentes a los orígenes del flamenco y estudios sociales y antropológicos. Ha sido Director de la Revista Sevilla Flamenca y Asesor Cultural y Relaciones Institucionales de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas.

Pregonero, escritor (Miembro de la Asociación Colegial de Escritores Españoles) y poeta, tiene publicado varios libros profesionales y de investigación: entre ellos “La Triana de la posguerra y otras cosas”, el libro presentado en la Feria Mundial del Flamenco es el titulado “Toda la verdad sobre Anita Sevilla” cantaora republicana fallecida en Estados Unidos, su libro presentado en el Salón de los Carteles de la Real Maestranza de Caballería titulado “Francisco Vega de los Reyes Curro Puya  Gitanillo de Triana esencia del toreo trianero” y su último libro “Apuntes históricos y orígenes del  Cante” “De Triana a los puertos” editado por la Cátedra de Flamencología de la Universidad Hispalense.

Sus grandes aficiones son el comportamiento costumbrista y en particular el flamenco, los toros o la Triana que ama con locura desde su nacimiento. En el año 2004 fue distinguido con el nombramiento de Trianero de Honor en la Velá de Sant´Ana.

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