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  • Foto del escritorJosé Manuel Lopez Mohiño

DE LOS ORIGENES DEL ROSARIO Y LA DESAPARICIÓN DE LA HERMANDAD DE LOS MORENOS DE TRIANA

Actualizado: 17 nov 2018

DE LOS ORIGENES DEL ROSARIO Y LA DESAPARICIÓN DE LA HERMANDAD DE LOS

MORENOS DE TRIANA

(APROXIMACIÓN HISTÓRICA)


Rosario significa guirnalda o corona de rosas

El hacer una exposición en su totalidad de los orígenes del Rosario hasta nuestros días sería algo casi imposible, por muchas razones, pero lo más importante es no cansar, ya que no soy partidario de los escritos largos, pesados y monótonos, pero no obstante trataré de sintetizar lo más posible y destacar aquellos hechos históricos dignos de mención.


Existe una razón de importancia y de un valor esencial que puede tener esta aproximación histórica, que no es otra sino que contemos con los conocimientos de los orígenes de esta advocación y de una hermandad de Triana, llamada por el vulgo la de "Los Morenos y Morenas de Triana", desaparecida hace ya siglos; debiendo estar en la obligación moral y ética, de que nuestros sentimientos se enlacen con los conocimientos del saber, para que de esta forma sigamos siendo fieles a la herencia de nuestros ancestros y ser conocedores de nuestra historia.


La palabra rosario significa guirnalda o corona de rosas; existe una hipótesis histórica que plantea su origen de la transcripción del vocablo sánscrito “japamala” que equivale tanto a guirnalda de rosas, como a guirnalda de oraciones, existiendo en la India este tipo de oración litánica mucho antes que en occidente. Es de aquí de donde puede venir el origen etimológico de la palabra rosario.


No obstante, para estudiar el origen acerca de la costumbre y el uso de este rezo, tendremos que establecer dos épocas muy diferenciadas. La primera establecida en el siglo XII, en cuyos monasterios cistercienses de la orden de San Bernardo, establecen la costumbre de que los monjes legos que no sabían leer los salmos del oficio divino recitaran, 150 avemarías; continuando en el siglo XIII que es donde la devoción a la Virgen recibió un gran incremento por la in­ fluencia de las ordenes mendicantes, siendo Santo Domingo de Guzmán un gran apóstol de esta devoción, yendo pareja con el crecimiento de la Orden Dominica. El rezo del Santo Rosario tuvo tal dimensión, que en 1.510, llega a la isla de la Española, tomando el nombre de Santo Domingo y siendo la cuna en tierras americanas de la expansión del dominicanismo poniendo de manifiesto la importancia jugada por la Orden de los Predicadores en su difusión.


Un dato a tener muy en cuenta es la labor que nuestro barrio tuvo en su difusión siendo Fray Alonso de Triana quien enseñará en lengua “Coichí” dialecto indio, el rezo del Santo Rosario a los indignas.


La segunda época tendremos que establecerla a partir de la Batalla de Lepanto acontecida el 7 de Octubre de 1571. Los siglos XVI y XVII han quedado marcados como la maduración y crecimiento de este fenómeno, siendo el Papa Pío V, el director espiritual de esta batalla el que establece definitivamente, para perpetuar este recuerdo, la forma en que se reza actualmente, aceptando el papado la importancia que alcanza este movimiento de elevado cariz religioso.


La conmemoración de la victoria de la Batalla de Le­panto fue la que vino a establecer de una forma definitiva el rezo del Santo Rosario, siendo S.S. Gregorio XIII, el que la establece en 1.573, a primeros de Octubre dándole el nombre actual que se rezara en todas las parroquias y en las iglesias dedicadas a la Virgen María, creando el Rosario de la Aurora, que se  rezaba al amanecer y procesionalmente en la celebración de cualquier festividad.


Pero tendríamos que preguntarnos ¿la aparición de las hermandades bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, con su fundación y crecimiento, fueron originadas con los preceptos dictados por el papado? Tendré que decir en honor a la verdad, que yo mismo estaba en esta creencia, al estimar que éstas habían nacido como consecuencia de la Batalla de Lepanto. Mis posteriores estudios acerca de sus orígenes, me han venido a demostrar que así no fue. El Vaticano lo que hace es recoger y regular todo este ancestral fenómeno del rezo religioso, estableciendo las pautas y normas en el Derecho Canónico para que lo conozcamos tal como se practica hoy en día. Cierto es que las ordenes mendicantes y esencialmente la de los predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán, fueron las difusoras, en particular esta última, la que propagó este rezo, pero no se le puede atribuir su invención, y sí el de las hermandades, ya que una vez fallecido Santo Domingo se empieza a dejar sentir la gran influencia de su obra, originándose asociaciones que adoptan diferentes denominaciones. Es en Milán en 1255 cuando se tienen las primeras noticias de la fundación por Humberto Romaus de una Hermandad de la Virgen, siendo el punto de partida para que se fundaran alrededor de veintiuna hermandades más. Pero es en el siglo siguiente (XIV) cuando traspasan todas las fronteras, extendiéndose por toda Europa.


Es en 1470, siglo XV, cuando ya toman la denominación de Hermandades del Rosario, y esto se lo debemos a Alano de Roche, catedrático de las universidades de París y Rostock, fundador de varias hermandades en diversos países europeos, entre ellos Francia, Holanda, Bélgica y Alemania, siendo este último país donde aparecen sus primeras Reglas y Constituciones.


Hasta aquí he expuesto los orígenes del rezo de Santo Rosario, como asimismo cuando nacen las Hermandades, para adentrarnos en la época que aparecen en nuestra ciudad universal. Para tal fin tendremos que trasladarnos a los comportamientos de la ciudad tras el descubrimiento de América, ya que este evento supuso un hito histórico im­portantísimo en sus movimientos sociales, al ser Sevilla en esta época un poder muy influyente debido a su riqueza agrícola y ganadera del valle del Guadalquivir, como así el estar situada en un privilegiado enclave geográfico, siendo un cruce de caminos al que se le unía ser un puerto fluvial de crucial importancia del que partían las naves para el Nuevo Mundo recién descubierto.


Las noticias más antiguas que tenemos de la llegada de la Orden de Predicadores a Sevilla, se remontan al reinado de Alfonso X El Sabio, a los cuales se les otorga carta de propiedad del Convento de San Pa­blo, "les doy y otór­gles aquellas casas yaquel lugar en que moran, que son a la Puerta Triana, a la collación de SantaMario Magdalena", cuya carta está fechada el día tres de mayo de 1293. A partir de esta fecha se van estableciendo otros monasterios y colegios como fueron los de Portaceli, el Colegio de Santo Tomás de Aquino, el Monasterio de Regina Ange­lorum y el de Santa María del Monte Sión y en el barrio de Triana, el Convento de San Jacinto, que originó una polémica desde el mismo día en el que la Hermandad de la Candelaria propietaria de los terrenos, en donde figuraba su ermita, fueron cedidos para su edificación.


Pero dejemos el Convento de San Jacinto, del que ya escribimos anteriormente y no es el caso que nos ocupa en estos momentos, y trataré de cuando aparecen las hermandades del Rosario en nuestra ciudad. Su creación no acontece hasta bien avanzado el siglo XVI, casi cien años más tarde de que éstas tomaran carta de naturaleza con sus reglas y constituciones en Alemania, según iniciativa de Alano de Roche Catedrático de la Universidad de Rostock, como he dicho anteriormente, si bien la hermandad existente en la Parroquia de San Julián por tradición oral, mantiene que su fundación fuera en los momentos iniciales de la Sevilla fernandina, no existiendo documentos que lo puedan demostrar. No obstante no lo creemos, ya que las noticias que tenemos de estas fechas se remontan a 1244, en Bolonia (Italia) y de la mano de San Pedro Mártir, donde surgieron unas asociaciones con diferentes denominaciones y no ante la advocación de Nuestra Señora del Rosario y no legalmente constituidas y amparadas en el derecho eclesiástico.


De ella sé tienen noticias de que, tres años antes de la Batalla de Lepanto, 1568, se consiguió un privilegio de la Santa Sede para el altar de la Virgen del Rosario, aprobándose sus reglas en 1599, por el Consejo de Castilla durante el reinado de Felipe II.


De las seis existentes de Gloria en nuestra ciudad, todas las noticias que tenemos son: La anteriormente citada; en 1662 la establecida en la Iglesia de Santa Catalina; en 1694, la de la Parroquia de Santa Ana; la de la Capilla de los Húmeros de sus orígenes se empieza a tener noticias en el siglo XVIII, existiendo bastante documentación, y se está en la creencia que podría datar del siglo XVII y las dos últimas, en nuestro precedente siglo XX, la establecida en el Polígono de San Pablo en 1979 y la más reciente de todas, la fundida en el Barrio León en 1992.


Las hermandades de penitencia que recogen la advocación de Nuestra Señora del Rosario son cinco, datando su fecha de fundación de la misma época que las anteriores, siendo la más antigua la de la Hermandad de Monte-Sión, originada en el Convento Dominico del mismo nombre antes comentado, en 1574. La del Cristo de Las Aguas en la Capilla de la calle Dos de Mayo fundada en Triana en 1750, de la que posteriormente escribiremos. La establecida en la Basílica de la Macarena y fusionada con esta hermandad, data de 1.793. La de las Siete Palabras establecida en la Parroquia de San Vicente a finales del siglo XVIII, sí bien reorganizada en 1858, y por último, la creada en el año 2000, del Santísimo Cristo de la Corona y Nuestra Señora del Rosario, en la Parroquia del Sagrario.


Como hemos podido comprobar todas ellas aparecen a partir del último tercio del siglo XVI, anterior a esta fecha no tenemos noticias de la existencia de ninguna de ellas, al menos no hemos encontrado textos, ni documentación alguna.

Nos hemos referido, por orden cronológico, a los orígenes de la aparición del rezo del Santo Rosario y de las hermandades, como asimismo cuándo aparecen en nuestra ciudad. Como es natural también tendré que referirme, cuando nacen en Triana y el papel que juegan las mismas.


Las primeras noticias que tenemos de la fundación de una hermandad del Rosario en Triana datan de 1558. La calle Castilla terminaba entonces en la Alcantarilla denominada de los Ciegos, en lo que es actualmente Chapina, a continuación se iniciaba el camino del Aljarafe o de Castilleja, esta primera parte del camino tomó el nombre de calle del Rosa­rio, al haberse edificado en ella, en esas fechas, mediados del siglo XVI, un hospital con su correspondiente capilla, que lo regentaba una hermandad que tomó el nombre Nues­tra Señora del Rosario y Sangre de Jesucristo. Esta corporación fue muy seria y floreciente, entrando en polémica con la fundada en el Convento de Monte-Sión de los Dominicos que alegaban poseer el titulo del Rosario, no queriendo compartirlo con ninguna otra. Esta primera hermandad de Triana fue fundada por los "morenos y morenas" del barrio como se les llamaba a la sazón a los negros en todas las Españas. Con motivo de la reestructuración de los hospitales por el Cardenal Rodrigo de Castro, los Morenos de Triana cerraron su hospital y se refugiaron en la ermita de la Candelaria, en la que, posteriormente, en sus terrenos se edificó el Convento de San Jacinto.


Acerca de esta hermandad de los "Morenos y Morenas" de Triana tendríamos que hacer una serie de consideraciones, que tal vez nos podrían aclarar los motivos de su desaparición.

En 1646, hubo una gran epidemia en Triana, falleciendo el mayordomo de la hermandad, teniendo que rehacerse sus reglas, y es en tal momento cuando se opuso la Hermandad del Rosario de Monte-Sión, para que las mismas no fueran aprobadas. La reestructura­ción de los Hospitales por el Cardenal Rodrigo de Castro, le afectó de tal manera que no pudieron afrontarla, desapareciendo el hospital y teniéndose que trasladar a la ermita de la Candelaria, siendo esta hermandad, previo acuerdo con los Dominicos, la que pactó la edificación del convento en sus terrenos, situación que se vio agravada, siendo ignorada y no reconocida por éstos. Desde aquel mismo momento no se supo más de ella. La Hermandad de la Candelaria se fusionó posteriormente con la del Cristo de las Aguas, una vez fundada en 1750, volviendo a aparecer la advocación del Rosario. Tendríamos que preguntarnos, ¿Antes de su desaparición, se fusionaría con la Candelaria? ¿Sería este el motivo para que volviera a aparecer de nuevo el nombre de nuestra Señora del Rosario?


No lo sabemos, ya que ni tenemos datos de esta posible fusión con la de la Candelaria, ni tampoco de la fecha exacta para que hubiésemos encontrado el hilo conductor. Tendríamos que basarnos en la hipótesis y en las coincidencias de las circunstancias históricas y haciendo uso de la lógica, creer que la actual Hermandad del Cristo de las Aguas, residente en su Capilla de la calle Dos de Mayo, fuera la depositaría de la Hermandad del Rosario fundada en Triana, procedente de fusiones anteriores. Un dato a tener muy en cuenta es que esta hermandad de penitencia, después de su largo peregrinar desde su salida de Triana, encuentra su ubicación definitiva, precisamente en una Capilla del Rosario existente en esta calle, están­dose en la creencia de que, debido a la fusión con ésta, toma en su titulo tal advocación. Nos quedamos ante la duda, ya que tampoco conocemos la fecha exacta de esta fusión. Tendríamos que preguntarnos, Encontraría esta ubicación definitiva al hallar el amparo de esta hermandad de Gloria por estar reflejado ya en su titulo el Rosario y por tal motivo, solucionaría definitivamente su lugar de residencia? Seguimos estando llenos de dudas, al menos que iniciemos un estudio en profundidad y tengamos la suerte de encontrar los documentos necesarios que nos las aclaren.


Hemos deambulado por los caminos y vericuetos de la historia, hasta llegar a nuestros dí­as. Pero también tendríamos que preguntarnos, ¿Cómo es que después de cientos de años, de siglos, aparece una nueva hermandad del Rosario en el barrio de Triana y concertadamente en el Barrio León? Podrían ser muchas las razones. El rezo del Santo Rosario ha sido un fenómeno religioso que caló profundamente desde un principio en el mundo cristiano, originando unas raíces profundas que han llegado a nuestros días, si bien este ha sufrido ciertas modificaciones a través del transcurso del tiempo y regulado por las normas eclesiásticas dictadas por Roma. Sin lugar a duda alguna, la Orden de los Predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán, influyó de una forma determinante en la consagración, no sólo del rezo, sino en la fundación de las Hermandades con la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Por tanto son tantas sus raíces primigenias y originarias que aún sigue estando vigentes, aunque no con la profusión de antaño.


Las hermandades extra-parroquiales son un fenómeno que se dio en toda Andalucía, desde finales de la Edad Media, dedicadas a las prácticas caritativas y de asistencia, objetivos que vienen señalados en gran número en sus reglas, llegando a celebrar sus funciones principales en plena calle, originando su fundación el culto a la gran cantidad de retablos callejeros existentes, y diferenciándose de las establecidas en las parroquias.


Esta ancestral costumbre asociativa ha prevalecido hasta nuestros días. El decaimiento del rezo público del Santo Rosario a finales del siglo XIX, ha sido sustituido por la procesión de la imagen bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, desligándose por completo de la práctica del rezo que tuvo tanta importancia durante el siglo XVIII. También tendré que resaltar la gran diferencia existente de las hermandades de gloria con las de penitencia, ya que estas últimas alcanzan una gran preponderancia con la consolidación de la Semana Santa y hacer su estación penitencial a la Santa Iglesia Catedral, mientras que las de Gloria quedan reducidas a un ámbito más pequeño, teniendo menor número de hermanos y por supuesto ante esta situación, no llegan a alcanzar la relevancia de las de penitencia. No obstante, muchas de ellas, como ya hemos comentado se fusionan o llegan a ser el origen de las mismas.

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CRUZANDO EL PUENTE

JOSÉ MANUEL LÓPEZ MOHIÑO nace en Sevilla en el número 15 de la Calle Ruiseñor y bautizado en la Pila de los Gitanos de Santa Ana. A los pocos días lo trasladan a la Cava de los Civiles, donde transcurre su infancia y juventud. Aprende sus primeras letras en el Colegio de Cristo Rey y tras un breve paso por los Salesianos de Triana, ingresa en la Escuela Francesa, donde cursa el Bachillerato. 

Ha dado conferencias en el Excmo. Ateneo de Sevilla, en el Aula de Grados de la Cátedra de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, como así participa en los Cursos de Verano que organiza la Universidad Pablo de Olavide a través de su Círculo Cultural y en todo el ámbito de las Peñas Flamencas y Asociaciones Culturales.

Ha realizado la exaltación poética en la presentación de la Giraldilla Flamenca de Lebrija en el año 2011 dedicada a Carmen Linares, como así al Tocaor Quique Paredes en la Semana Cultural de la Peña Flamenca Juan Talega de Dos Hermanas.

Ha dado el Pregón Flamenco de Triana en el Círculo Cultural Don Cecilio, así como el Pregón Rociero de la Hermandad del Rocío de Aználcazar y el Pregón de Semana Santa de la localidad de Pilas. 

Tiene publicados cientos de artículos en revistas especializadas y prensa destacando los referentes a los orígenes del flamenco y estudios sociales y antropológicos. Ha sido Director de la Revista Sevilla Flamenca y Asesor Cultural y Relaciones Institucionales de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas.

Pregonero, escritor (Miembro de la Asociación Colegial de Escritores Españoles) y poeta, tiene publicado varios libros profesionales y de investigación: entre ellos “La Triana de la posguerra y otras cosas”, el libro presentado en la Feria Mundial del Flamenco es el titulado “Toda la verdad sobre Anita Sevilla” cantaora republicana fallecida en Estados Unidos, su libro presentado en el Salón de los Carteles de la Real Maestranza de Caballería titulado “Francisco Vega de los Reyes Curro Puya  Gitanillo de Triana esencia del toreo trianero” y su último libro “Apuntes históricos y orígenes del  Cante” “De Triana a los puertos” editado por la Cátedra de Flamencología de la Universidad Hispalense.

Sus grandes aficiones son el comportamiento costumbrista y en particular el flamenco, los toros o la Triana que ama con locura desde su nacimiento. En el año 2004 fue distinguido con el nombramiento de Trianero de Honor en la Velá de Sant´Ana.

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